lunes, 1 de junio de 2009

Personas como máquinas


-Buenos días ¿en qué puedo servirle?
-Gracias, para reclamar el subsidio de la tercera edad
-Si señora, permítame la cédula por favor
Luego de un minuto.
-Por favor escriba su firma, número de cédula y de donde es la cédula.
-Aquí está su dinero, recuerde que el recibo debe presentarlo en la alcaldía.
-Muchas gracias.
-Con gusto, feliz día.
Repetir el mismo acto cincuenta veces en un solo día logra que me equivoque y le diga lo mismo a personas que se acercan a mi lugar de trabajo en busca de algo similar o quizás muy diferente a lo que les respondo.
Este es un ejemplo simple para ilustrar desde mi experiencia, cómo las personas sin darse cuenta la mayoría de las veces, se convierten en máquinas trabajadoras, rutinarias.
Este es un fenómeno comunicacional claramente visible en el Oriente Antioqueño y es que desde las personas que útilmente barren las calles de la ciudad para mantenerla limpia y habitable; hasta el gran empresario que se levanta todos, todos los días a suministrar numerosas labores, cumplen con una larga y extensa rutina que permite llegar hasta el punto de hacer las cosas por costumbre o como dirían muchos, por inercia.
Y es que por más que las los empleados traten de hacer de su trabajo diario una labor anecdótica e innovadora, es difícil que mientras la metodología sea la misma, el método varíe diario.
Contestar el teléfono en la casa de la misma manera que se hace en el trabajo es algo común y, es otra muestra clara de la mecanización, diría yo, que se padece en el siglo XXI, época en la que están de moda y son muy codiciados los trabajos de oficina, indicados para lograr esto.
También influyen los espacios, la apropiación del territorio, que hace que al estar siempre o por lo menos la mayoría de las veces en el mismo sitio, se hagan las cosas de manera similar o igual.
El hecho de algunas veces querer marcar el territorio, también puede causar un efecto sobre aquellas personas que en la búsqueda de ello estandarizan todo, y manejan siempre las situaciones de la misma manera, respondiendo exactamente igual a todas las personas, ¿bastaría ya entonces, hacer una grabación para cada momento?
"artificio para aprovechar, dirigir o regular la acción de una fuerza" es ésta una buena definición para describir la manera sobre el trato que dan los empleados, quienes para hacer su trabajo de manera tan mecánica reciben una o mejor dicho, varias capacitaciones para ejercer su labor. Y es que hoy en día los dueños de las empresas buscan que sus empleados, perfeccionen sus técnicas y se busca alcanzar una unificación colectiva.
Además de la manera de mecanizar el lenguaje, también es claro ver que los movimientos y hasta los gestos son los mismos en determinadas situaciones y con determinadas personas, lo que habla mucho de los trabajadores sobre la manera de concebir la labor y hasta de su interés por la satisfacción de los clientes.
Y es que posiblemente se busca que las personas actúen de manera cada vez más igual, porque la confianza en las máquinas es tal que se les confían las labores más importantes a estas, tal vez sea una razón de peso que un candado que ni siquiera alcanza a ser máquina pueda proteger sus bienes y los haga sentir totalmente tranquilos.
Sigmund Freud dijo: que el funcionamiento de la psique humana es como el de una máquina o un aparato, pues ya que ambos tienen claro un objetivo y obedecen a unas órdenes dadas por quien las dirige.
Con la manera mecanizada que se maneja el lenguaje en el oriente antioqueño, muchas veces no es posible siquiera, diferenciar el estado de ánimo de los trabajadores, quienes guiados por su “discurso” no manifiestan sentimiento alguno. Esto es bastante relevante, pues debido a que quienes hablan, muchas veces no saben bien lo que dicen, y muchos menos opinan algo que les permita salir a flote una palabra propia.
Anteriormente se podía observar de manera ampliamente clara, como las personas entraban a lugares en los que por la confianza con los empleados, parecía que estaban en su propia casa, había tiempo hasta para contar anécdotas, los empleados servían de oídos para quienes depositaban su confianza en ellos.
Distancia con los clientes, es una norma que deben respetar los empleados, en el siglo actual, quienes no lo hacen, corren el riesgo de ser tildados de “confianzudos” o de “chismosos”.
No solamente se observa la mecanización de las personas adultas, hasta en los niños se logra ver una especie de igualdad en la manera de actuar y de justificarse en su vida cotidiana, son ellos los principales aprendices de sus padres, tíos, profesores y en general de quienes los rodean, con el fin de seguir su ejemplo y “aprender a hacer las cosas bien” los pequeños se concentran en el como hacen las labores los adultos.
Como diría el profesor Oscar Jaramillo: afortunadamente existe la capacidad de olvido en los seres humanos, por es esta la que permite que al descansar, una hora, un día o un mes, se puedan sentir ánimos para recomenzar y ser creativos nuevamente en la manera de desempeñar el cargo, con el fin de conseguir mejorarlo.
Como lo decía antes, el espacio influye en gran medida para hacer las cosas de manera rutinaria, porque cuando se encuentran las cosas organizadas de la misma manera, y en el mismo punto se puede sentir una normalidad que hace que uno también actúe de manera organizada y coherente al rededor. Cuando se tiene la costumbre de levantarse a la misma hora, bañarse, desayunar, entre otros, difícilmente se llega al trabajo y se hacen las cosas de manera muy creativa o “innovadora”
Al llegar a un lugar y ser atendido siempre de la misma manera hace que las personas se conciban en un mundo tan “normal” y de forma tan natural que ni siquiera logran cuestionarse sobre este fenómeno comunicacional tan particular, más que del Oriente antioqueño, diría que del siglo XXI mismo.
Es importante tener en cuenta que para no volverse máquinas humanas es necesario hacer todo con pasión y como si fuese el último día que se hace.


Por: Ana Carolina Pérez

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